domingo, 6 de julio de 2014

Colombia no puede quedarse en el "panem et circenses"

Después de la tusa mundialista, del sentido y concurrido recibimiento de la selección Colombia y de la salsa choque que inspiró las celebraciones de nuestro equipo (ya era hora que el pacífico fuera protagonista en esta historia), es hora de volver a esa otra realidad que vive Colombia, pues solo por unos días éramos una sola nación, sin polarizaciones, todos portando una misma camiseta y en pro de una misma causa.




No niego que la mayoría de gente de este "pueblo al sur de Estados Unidos" (como cantaban Los prisioneros de Chile), es gente buena y trabajadora, pero aún nos falta mucho para ser el ideal de país que deberíamos ser, pues existe otra verdad, la del país polarizado, de odios e insultos por las redes sociales, de arengas en contra del otro por su ideología política, por su forma de pensar, o simplemente por ser diferente. La Colombia que al menor ataque, lanza algún meme amenazante de Pablo Escobar (en tono de broma), como si no hubiese sido suficientemente trágica la época de terror que vivimos por su causa. Esa época que es mejor no recordar y que dejó grabada en la mente de todo el mundo que Colombia es el país de la cocaína, como lo hacen ver a modo de chiste, modelos y caricaturistas extranjeros, que así se disculpen, no dejan de hacernos daño y revelan la reputación que tenemos, como bien lo dice el viejo dicho de nuestras abuelas: "crea fama y échate a la cama".

Colombia, ese país hilarante de gente que vive en una inexplicable felicidad, que celebra cada pequeño triunfo deportivo como si quisiera demostrarle al mundo que es importante, que es un país vivo de gente que sueña y que los cuentos de hadas, en donde el pequeño se vuelve grande, pueden hacerse realidad. Ese país en donde vivo, además de triunfos deportivos, necesita urgentes cambios mentales, sociales, culturales y económicos para ser de verdad feliz.

La mayor felicidad para mi pueblo sería alcanzar la paz, pero para lograrla no es suficiente firmar un papel con los grupos alzados en armas que tanto daño han generado, acto que sería importante, pero insuficiente, pues la raíz del conflicto se encuentra en muchas otras causas, tales como: la pobreza, la corrupción a todos los niveles, la falta de oportunidades, el narcotráfico, la falta de educación de calidad y gratuita incluida la universitaria para los mas vulnerables, las marcadas diferencias sociales, la búsqueda del dinero fácil, la descomposición social y familiar, entre otras tantas situaciones, que hacen que se genere violencia. Entonces, para una paz duradera se debe trabajar en todas estas situaciones problemáticas.

Fue bonito ver a Colombia unida por el mundial de la FIFA, pero ese milagro que hizo el fútbol, debería ser traspasado a la realidad de un país que necesita, ahora mas que nunca, cohesionarse para mejorar en todos los aspectos, sin importar quien lo gobierne, pues quienes hacemos patria somos todos.



Decía el poeta  romano  Juvenal (100 A. C.), que para que el pueblo esté feliz y deje gobernar sin inmiscuirse en los controvertidos asuntos públicos, solo necesita, pan y circo "Panem et circenses" y a veces pienso que tenía razón, pues la diversión, hace olvidar los verdaderos problemas de una sociedad. Sin embargo, esto puede hacernos reflexionar, que si bien, hemos gozado con este mundial, no podemos perder de vista el futuro que debemos construir en nuestro país y que la unión, es mejor que  la disociación para obtener objetivos comunes. Personalmente me gusta este aparte de la Biblia que dice: "todo reino dividido contra si mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra si misma, no permanecerá"(Mateo 12:25).

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