viernes, 30 de septiembre de 2016

Votemos por el Sí por Ugo Bárcenas

Hola a tod@s. Estos días voy a publicar unos post de personas que nos cuentan como van a votar en el plebiscito por la paz en Colombia y las razones de esa decisión.

Este es el primero.

Votemos por el Sí

Por Ugo Bárcenas



Uno se levanta a veces optimista y desde ese ánimo se pone a reflexionar sobre el plebiscito que el gobierno nos convoca a votar en un próximo domingo.

El proceso de paz que ha concluido con el acuerdo de La Habana me parece un proceso ineludible, necesario, inacabado y esperanzador.

Ineludible: las FARC no iban nunca jamás a ganar la guerra que le declararon hace mucho tiempo al Estado. Siendo realistas, la idea de ganar el poder por las armas se quedó en un bosquejo. Imponer el comunismo resultó un exabrupto, con mayor razón ante la realidad de la globalización, que fue el fin de la historia, como dijo Fukuyama. Los sucesivos gobiernos tampoco pudieron vencer plenamente a la guerrilla. O sea que ambas partes tenían el ineludible compromiso histórico de acabar con ese conflicto violento, incoherente y anacrónico, pero capaz de mantener una sensación de inestabilidad y zozobra en muchos aspectos de la vida nacional.

¿Era necesario entonces hacer la paz? Sí, porque las FARC tenían que buscar salidas políticas ante el evidente fracaso de la lucha armada y debido al aislamiento social, al extravío de su ideología en el laberinto del capitalismo posmoderno, que pretende ser a veces social, incluyente, de avanzada (los países nórdicos, incluso China y Rusia, son ejemplos de esa nueva forma de capitalismo, así en estos últimos la democracia sea aún una quimera).

Y cualquier gobierno, no solo el de Santos, tarde que temprano, tenía que sentarse a dialogar y firmar algo con la guerrilla. Era necesario recobrar tanto la legitimidad del Estado en todo el territorio como la de la desprestigiada clase política. De hecho, los empresarios ven como una necesidad el acuerdo para crear un ambiente más propicio para sus negocios.

Es un proceso inacabado, pues la aclimatación de la paz empieza realmente después de la firma del acuerdo. Y debe seguir con el ELN y otras bandas, incluidas las de derecha. No habrá paz completa si quedan en armas grupos disidentes. Y el desmantelamiento de los violentos grupos mafiosos, que campean en las ciudades, también tiene que estar a la orden del día. De lo contrario, tendremos la sensación de que la paz no llegó. O que llegó para los guerrilleros de las FARC, pero no para el pueblo, que, en últimas, es el que más la reclama y necesita.

Y, finalmente, es un proceso esperanzador, pues creo que la sociedad colombiana mejorará en los próximos años a raíz del acuerdo. La percepción de estar seguros en zonas dejadas por la guerrilla, la idea de que ya no habrá secuestros, ni bombas, ni asesinatos, lo mismo que el progreso que traerán las inversiones que han de hacerse para cumplir el conjunto de políticas públicas adoptadas por el acuerdo, como la que tiene que ver con la reforma agraria, en fin, creo que todo eso hará una Colombia mucho mejor. 

Coletilla: el acuerdo contempla un sistema judicial especial para evitar la impunidad de delitos graves. Eso robustece la legitimidad del mismo. No será posible ver en la cárcel a los  líderes guerrilleros más caracterizados, pero ese es el precio que hay que pagar por el acuerdo.


Toca votar por el Sí. Yo me levantaré temprano a votar ese domingo, a menos que amanezca lloviendo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario